Como continuación de los artículos anteriores (FICHA 17 y FICHA 18), voy a hablar de las múltiples variaciones que existen, entre lo que “se dice” en la autobiografía y lo que “se ve” en las fotografías. Es posible que un paciente dedique en su biografía, especial interés a una determinada época y luego no haya ningún soporte fotográfico de la misma. También puede haber personas muy “presentes” en la Tira Fotográfica que sin embargo, estén “ausentes” en su biografía.

 
En ocasiones, puede ocurrir que un alto porcentaje de una Tira Fotográfica esté dedicado a su “prehistoria” (antes de nacer) y en otros casos, es posible que no figure ningún registro fotográfico de hechos o personas importante en la vida de cualquiera (padres, hermanos). Me parece muy rico confrontar la imagen mental que nos hacemos de los personajes del Universo de los pacientes, con la imagen objetivada en las fotos: ¿la imagen que nos ha transmitido el paciente de determinada persona, es consonante con lo que estoy viendo?, ¿qué es lo que me sorprende de este personaje? Todo esto nos centra más en la tarea evitando en mayor grado las distorsiones contratransferenciales.
 
El material aportado permite:
 
1.- Correlacionar el motivo de consulta con las fotos y el grupo interno (como conjunto de imágenes ligadas a experiencias vinculares, con personas significativas en los primeros años de la vida que van creando nuestra identidad), con el grupo externo objetivado, preguntándonos hacia que tipo de grupo interno nos lleva su historia fotográfica.
 
Parto de la base que las personas, los lugares y en general todos los contenidos de las imágenes que nos traen los pacientes, tienen que ver con ese grupo interno, existiendo una resonancia empática entre el grupo interno y el grupo externo objetivado en la foto. Esto es lo que permite que el paciente “seleccione una determinada realidad y no otra”. En este sentido el título y los comentarios, actúan como códigos o nexos de unión entre esos dos mundos. Títulos como “mi aburrido padre”, “la casa grande”, “el deseado”, “mi paraíso perdido”, etc.… se comentan por sí solos.
 
2.- Realizar un trabajo de confrontación entre lo que “dice” el paciente y lo que se “ve” en su Tira Fotográfica. Esto permite analizar las “distorsiones” entre la imagen externa objetivada en la foto y su imagen interna. Por ejemplo, nos puede decir que adoraba a su padre y este no aparecer en ninguna de las fotografías que nos trae.
 
3.- Un trabajo complementario de hemisferios cerebrales, porque mientras el estímulo fotográfico incide sobre el hemisferio derecho, la comprensión de la imagen se efectúa gracias a los recursos cognitivos del hemisferio izquierdo.
 
4.- Estudiar la evolución del ciclo vital del paciente (nivel vertical-histórico) y a la vez explorar los vínculos con sus “otros” más significativos (nivel horizontal-prospectivo), mirando el pasado para comprender el presente y proyectar el futuro.
 
5.- Desde la psicología evolutiva apreciar discontinuidades en el ciclo vital fotográfico, visualizando “fracturas” históricas. En una Tira Fotográfica pueden aparecer por ejemplo, épocas sin respaldo fotográfico y otras saturadas de ellos.
 
6.- Una búsqueda de redundancias: Consiste en que una vez situada la Tira Fotográfica, ver si existen fotos aisladas o secuencias fotográficas que permitan captar y analizar situaciones repetitivas, y por lo tanto redundantes del protagonista de las mismas.
 
Una paciente me mostró una foto con su hermana cuando tenían 7 y 5 años respectivamente. Se veía que ella se refugiaba detrás de su hermana, con una expresión de gran pasividad y bloqueo, mientras que la hermana reflejaba gran conexión con el ambiente. En otra foto del día de la boda de la hermana, se veía a la paciente, con los ojos cerrados junto a ella vestida de novia (no olvidemos que fue ella la que seleccionó esas fotos). La paciente seguía “sin querer” comunicarse con el mundo, permaneciendo igual de pasiva y evitativa que hacía 20 años.
 
Desarrollo técnico de la imagen
 
Al material fotográfico de nuestros pacientes debemos tratar de sacarle el máximo partido. Para ello, gracias a diferentes técnicas podemos facilitar la activación y logro de “insights” cognitivos y afectivos. Entre las técnicas utilizadas merecen especial atención las siguientes:
 
1.- Soliloquios: Técnica de movilización que consiste en que el paciente “encarnando” uno o varios personajes de las fotos, exprese en voz alta lo que están “pensando o sintiendo” esos personajes. Tiene que expresarse desde el rol que representa y no desde su posición actual. Esta técnica permite explorar lo que proyecta en el otro (rol inducido) y lo que identifica como propio (rol asumido), junto con los vínculos asociados a ellos.
 
2.- El Relato Fotográfico: Una vez tengamos la Tira Fotográfica, se solicita al paciente que efectúe un relato que incluya todo el material fotográfico aportado, “hilando” las diferentes imágenes. Esta técnica permite que sea el propio paciente quién enfatice “las épocas cargadas” y “matice” los diferentes periodos de su ciclo vital.
 
3.- Dramatizaciones: Consiste en seleccionar una fotografía, que puede ser clave o no, especializarla y plasmarla en una escena que se dramatiza. Este recurso, logra su máxima eficacia si contamos con Yo Auxiliares (en terapias grupales) que permitan recrear la escena total. Si contamos con ellos, se puede incluir el terapeuta en la dramatización (psicodrama).
 
4.- Petición de Series Complementarias: En diferentes momentos del proceso terapéutico, se puede utilizar como recurso táctico, el pedirle al paciente que traiga una determinada serie fotográfica que permita explorar más profundamente una determinada época o aclarar algún suceso: puede tratarse de temas monográficos (mi familia actual, las mujeres y yo, etc.) o fotos que completen algún tramo del ciclo vital del que no tenemos constancia gráfica (abuelos, boda, adolescencia, etc.)
 
5.- El reportaje fotográfico: Hay ocasiones en que la dinámica psicoterapéutica se estanca o se vuelve reiterativa, lográndose solo “insights cognitivos” (el paciente sabe, pero no siente) que lo único que hacen es fortalecer sus defensas, enlenteciendo el proceso de la cura. La técnica consiste en solicitar al paciente que efectúe un reportaje fotográfico actual sobre algún área o tema conflictivo que queramos movilizar.
 
En una ocasión estaba tratando a una adolescente de 16 años con unas relaciones familiares muy conflictivas. A esto había que añadirle que hacia poco tiempo que se habían trasladado a vivir a una nueva ciudad con el consiguiente desarraigo. La terapia se estaba desarrollando muy lentamente y apenas mostraba interés por nada. Le sugerí como tema y título del reportaje “mi familia”. Se mostró entre sorprendida e ilusionada. Al día siguiente trajo una serie de 6 fotos muy significativas por las “ausencias” de personas, siendo el protagonista de todas ellas su perro (del que yo no tenía noticia de su existencia), en quien tenia desplazado y proyectado todo su afecto. A partir de ahí, se le hizo evidente su problemática familiar, comenzando a dinamizarse el proceso terapéutico.
 
6.- Foto invisible: En esencia consiste en pedirle al paciente que realice un ejercicio de imaginación, solicitándole que imagine una foto que no tiene pero le gustaría tener. Esta técnica, permite explorar los deseos, las proyecciones y depositaciones del paciente. En ocasiones, actúan como verdaderas fotos encubridoras o claves. Continuará …