Nuestra peripecia vital transcurre entre los estrechos márgenes de la estabilidad y el cambio.
Como expliqué en un artículo anterior, en el momento del nacimiento todos somos sometidos a la exigencia de dos leyes inexorables: la ley de la gravedad y la ley de la angustia básica o existencial. Expuse cómo se generaba un «campo tenso» entre nuestros temores básicos (miedo a lo desconocido, miedo a perder lo conocido y miedo a la confusión) y la necesidad de tener que enfrentarlos para poder sobrevivir. Así pues, querámoslo o no, estamos a merced del cambio continuo porque la única constante en la vida es el cambio. Continue reading